Nació en Betsaida y tuvo el honor y el privilegio de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de Juan Bautista, y este al ver pasar a Jesús (cuando volvía del desierto después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: "He ahí el cordero de Dios". Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue detrás de Jesús, Jesús se volvió y les dijo: "¿Qué buscan?". Ellos le dijeron: "Señor: ¿dónde vives?". Jesús les respondió: "Venga y verán". Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde.
Esa llamada cambió su vida para siempre. San Andrés se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: "Hemos encontrado al Salvador del mundo" y lo llevó a donde Jesús quien encontró en el gran San Pedro a un entrañable amigo y al fundador de su Iglesia.
Sobre San Andrés recaen varios reconocimientos y al mismo tiempo, su colaboración durante el ministerio público de Jesús es un tanto misteriosa, pues, a pesar de que se describe su participación en algunas escenas dentro del relato evangélico, no participa de ninguno de los diálogos importantes ni se le narra con frecuencia. De hecho, encontrarlo dentro de los cuatro Evangelios, es más bien algo excepcional.
El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue San Andrés el que llevó a Jesús el muchacho que tenía los cinco panes. El santo presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones, viviendo junto a él por tres años.
En el día de Pentecostés, San Andrés recibió junto con la Virgen María y los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y en adelante se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y obrando milagros y prodigios.
Lo que sí se sabe con certeza, es que su tarea evangelizadora fue reconocida en Asia Menor y algunas regiones de lo que hoy conocemos como Rusia. Lugares en donde fundó comunidades y dejó una herencia espiritual reconocido hasta nuestros días.
La tradición coloca su martirio el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio de Nerón.
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